Mochas de súper clásico, parte 1​

Durante la Copa Chile 1996, el ahora DT Héctor “Tito” Tapia anotaba un golazo para el cacique y mientras los jugadores albos festejaban, un temperamental Fernando Vergara no hallaba mejor idea que ir a cantarle el gol en las barbas al portero  Sergio Vargas, quien picado por la actitud del delantero colocolino, le propinó un pequeño combo en el mentón, lo que aprovechó Vergara para tirarse al suelo y revolcarse de aparente dolor, en una escena casi teatral.  Lo más jocoso es que el 9 blanco en un segundo se reincorporó para devolverle el combo a Vargas y meterlo literalmente dentro del arco, iniciando una mini gresca con el arquero azul, que sólo pudo ser controlada con la ayuda de los árbitros y jugadores.
 
Tres años después, en el marco de la “Copa Santiago”, albos y azules protagonizaron un superclásico de aquellos, con pierna fuerte, emoción en los arcos y muchos goles. Colo Colo dominaba el partido a placer, humillando a su enconado rival, de hecho vencía por 5 a 1, lo que tenía desencajados a los once jugadores universitarios. Con ese ambiente a nadie extrañó que súbitamente se desatara  una seria trifulca en la mitad del campo de juego, tras un polémico cobro arbitral. Lo más increíble es que no hubo jugador que no se viera implicado en la gresca, aunque el premio mayor se lo llevó el volante albo Marco Villaseca, quien se comió un aletazo legendario, por parte del defensor del Chuncho Ricardo Rojas. Después de eso el juez dio por finalizado el partido y ambos “mocheros” fueron detenidos por Carabineros y conducidos a la comisaría, donde pasaron la noche.

Otro episodio de violencia bastante recordado, entre albos y azules, ocurrió en 2005. La U vencía uno por cero, cuando, tras un tiro libre, Ángel Carreño empataba las cosas para el cacique. Segundos después, Jorge Valdivia le gritaba el gol en la cara a Jhonny Herrera, quien reaccionaba frente a la burla mechoneando al volante albo. En eso, apareció Moisés Villarroel, quien salió en defensa de Valdivia, pero se encontró con los puños de Waldo Ponce. Cuento corto, los cuatro terminaron en las duchas en ese jornada, dejando a su respectivos equipos con nueve jugadores en el campo de juego. /HDF