Los caóticos primeros años del fútbol chileno​

El fútbol llegó a Chile en los barcos ingleses llenos de marinos mercantes que recalaban en los distintos puertos del país. Esos “gringos” durante sus ratos libres, aparte de enamorar a las chilenas, jugaban fútbol en las plazas y parques despertando la admiración e interés en los chilenos. Llamaban la atención sus botas descomunales y sus raras vestimentas. Valparaíso fue testigo de las primeras “pichangas”, que tuvieron lugar en los cuidados pastos del campo de Cricket de Viña del Mar.
 
En poco tiempo el entretenido juego con la pelota llamado Foot-Ball se fue expandiendo desde los puertos hacia casi todas las ciudades y pueblos de Chile. Al principio como pasatiempo o hobbie y luego dando lugar a las primeras competiciones.


El 19 de junio de 1895 tuvo lugar una reunión en el café Pacífico de Valparaíso, donde nace oficialmente la “Foot -Ball Associaion Of Chile”, que aglutinó a ocho equipos porteños (Valparaíso Foot-Ball Club, Mac Kay And Sutherland, Victoria Rangers, Chilean, Santiago Athletic, Santiago Rangers, National Foot-Ball Club y Valparaíso Wanderers).

La directiva de esa histórica primera asociación estuvo conformada por Mr. O.N. Scott (presidente), Mr. Gernell (secretario) y Mr. Reid (tesorero). El impulso de este primer grupo de amantes del fútbol muy pronto fue replicado por otras ciudades, así surgen asociaciones en Coquimbo (1888), Iquique (1902), Santiago (1903), Concepción (1906), Antofagasta y Talca (1907).
 
Nacen las crisis federativas
 
En 1912, la Foot-Ball Association Of Chile hacía grandes esfuerzos para no desaparecer más que nada por su escasa influencia más allá de Valparaíso. Por ello, ese mismo año y tras largas reuniones en el Hotel Francia de Viña del Mar, surge la Asociación de Fútbol de Chile, cuyo principal objetivo era aglutinar a todas las entidades distribuidas,  a lo largo y ancho de Chile. Uno de los hitos de la nueva agrupación fue la alianza con la Federación Sportiva Nacional, creada en 1909, con quien dieron vida al primer campeonato nacional de futbol, que se jugó en distintas zonas del país (el primer campeón fue Antofagasta, en ese mismo 1912).
 
Sin embargo, a poco andar, fueron surgiendo diferencias y discrepancias entre ambas entidades, más que nada por luchas de poder. Estos desacuerdos y disputas se replicaron en las otras asociaciones dando lugar a dos bandos irreconciliables. Fruto de esto, la Asociación Santiago se marginó fundando la Liga de Santiago, optando por el bando de la federación.
 
El caos reinó por casi tres años en el naciente fútbol chileno  y sólo fue aplacado en 1915 cuando un comité representativo de todas las partes se propuso desenredar el conflicto. El tema es que se necesitaba de manera urgente un arreglo, ya que se debían programar  las competiciones internas e internacionales. Gracias a esto, por ejemplo, Chile pudo acudir al sudamericano de 1916 y ser uno de los países fundadores de la Confederación Sudamericana de Fútbol.
 
Años más tarde el germen de la crisis volvió a contaminar al fútbol chileno, fundamentalmente por el deseo de los dirigentes santiaguinos de instalar en la capital a la asociación madre, en lo que alentaron a otras agrupaciones del país. Debido a esto la Asociación de Fútbol de Chile decidió castigar a las ligas que estaban de acuerdo con el cambio de sede eliminándolas de sus registros oficiales. Esta situación motivó a los “rebeldes” a reunirse en Santiago, en 1922, para constituir la Federación de Fútbol de Chile, que contaría con 22 miembros.
 
El nuevo caos federativo en Chile alertó a la Confederación Sudamericana que dejó en claro que, bajo instrucción de la FIFA, se prohibían las divisiones locales en los países miembros. Dada la situación, el gobierno decidió tomar cartas en el asunto creando la Confederación Deportiva de Chile, la que fue la encargada de “calmar las aguas” entre las partes. Finalmente y después de acaloradas negociaciones se mantuvo el nombre de Federación de Fútbol de Chile y se decidió conservar el asiento en Valparaíso. /HDF jma