Dicen que fue el jugador chileno más popular, después de Sergio Livingstone, sujeto de imitación de miles de niños de los 50 y 60, que admiraban su estampa dentro de la cancha, donde combinaba dotes de creación, con eficacia goleadora, para lo cual contaba con un arma secreta, su zurda potente y fantástica. Hablamos del gran Leonel Sánchez, que llenó páginas y páginas en la historia gloriosa de la Universidad de Chile y de la Roja, regalando, por 20 años, toda su calidad inigualable dentro del campo de juego.
Su debut oficial, en la U, fue un lejano 13 de septiembre de 1953, en la cancha de Santa Laura, ese día jugaban los azules contra Everton de Viña del Mar y el joven Leonel, de 17 años, desafiaba a sus nervios para iniciar su historia grande en el fútbol nacional. Él era parte de esa prodigiosa cantera que se formó, a partir de 1949 y que estuvo conducida por el gran “Zorro” Álamos. Un grupo de jugadores que marcaría un hito en el fútbol criollo y que sería bautizado como el “Ballet Azul”, por su juego armonioso y de gran complementación táctica.
Bueno, Leonel Sánchez, sería uno de los estandartes de ese mítico equipo, que conquistó seis títulos, entre 1959 y 1969, y que se transformó en uno de las mejores escuadras chilenas de todos los tiempos. De hecho, el recordado puntero izquierdo fue el máximo artillero del equipo en el título del 59, con 21 tantos en 12 encuentros, incluyendo el recordado gol en la definición con Colo Colo, cuando sorprendió a Misael Escutti, con un gran tiro desde 40 metros. En la corona del 62, fue segundo goleador, detrás de Carlos Campos, en un torneo en el que, según él, jugaron el mejor fútbol de la historia, demostrando una superioridad aplastante sobre los rivales y marcando no menos de tres goles por partido. Luego, en las estrellas del 64 y 65 Sánchez bajó un poco su faceta de gol, pero nunca su importancia dentro de la cancha, no por nada fue elegido el mejor jugador en ambos campeonatos, destacando por sus condiciones naturales de líder. Algo que se hizo más evidente en los títulos del 67 y 69, donde la renovación del equipo acentuó su rol de referente, sobre los jóvenes que se incorporaban al “Chuncho”.
La historia azul del gran Leonel se corta, a principios de 1970, cuando tras una confusa disputa con él en ese entonces presidente Héctor Pilasi, deja la tienda universitaria, para pasar, poco tiempo después, nada más y nada menos que a Colo Colo, causando la expectación del medio futbolero local, que no entendía como uno de los máximos referentes universitarios se pasaba, en un abrir y cerrar de ojos, a uno de los más enconados rivales. Su temporada con la camiseta alba todavía es recordada en el cacique, ya que fue pieza clave en el equipo campeón de ese año, y sobre todo, en aquella noche de definición con Unión Española, donde su experiencia y peligrosidad en el área fueron decisivas para el triunfo final.
Después del año en Colo Colo, Sánchez emigró a Palestino, donde jugó en segunda división con los tricolores, coincidiendo con su ex compañero de la U, Rubén Marcos. Lamentablemente, no pudieron ascender con los árabes, lo que lo hizo emigrar nuevamente, ahora a Ferroviarios, su último club y donde se retiró en 1973.
Su paso glorioso por la Roja
Es, hasta ahora, cuarto goleador histórico de la selección chilena, con 24 tantos, y líder del legendario equipo que conquistó el tercer lugar en el Mundial de 1962. Basta sólo con eso, para dimensionar la trascendencia impresionante que Leonel tuvo en la Roja de todos. Siempre un gran jugador de selección, desde su primer partido, en el Maracaná (empate a uno, con Brasil, en 1955) y durante largos e ininterrumpidos 12 años. Ejemplos sobran, quizá los más importantes en el mundial chileno, donde convirtió cuatro goles, algunos de ellos memorables como el que le hizo a Lev Yashin en Arica. O el que le marcó frente a Brasil, en semifinales. Pero no solo eso hizo Leonel, jugó su segundo mundial en Inglaterra 1966, donde fue el capitán chileno, además de participar en dos procesos eliminatorios, un panamericano (1956) y tres campeonatos sudamericanos (55, 56 y 57). /HDF