A fines de 1957, cuando Audax Italiano logró el título, tras ganar 4 por 3, en gran parido con Colo Colo, la sensación en todo el medio futbolero nacional fue de justicia y conformidad. No había nada que objetarle al equipo de calle Lira, tenía todos los merecimientos y atributos para quedarse con la corona. De hecho lo venía buscando con fuerza desde hacia ya siete años.
Después de lograr la tercera estrella, en 1948, en una campaña de gran regularidad y donde brillaron figuras como el arquero Daniel Chirinos, Carlos Varela y el goleador Juan Zárate; los itálicos lograron un tercer puesto al año siguiente, para caer a un quinto lugar en 1950. En ese momento se hizo evidente la necesidad del recambio y la apuesta por la transformación fue total: Llegó nuevo entrenador, el húngaro Ladislao Pakozdi y se reclutó una camada de jugadores jóvenes. muchos de ellos traídos desde provincia, optándose por no contratar futbolistas extranjeros. Se habló de la “chilenización de Audax”, fórmula que le dio al equipo un sorprendente promedio de edad de 21 años. Sólo permanecieron tres figuras experimentadas (Daniel Chirinos, Adelmo Yori y Ramiro Cortés). Todos los demás eran jóvenes promesas (Bello, Olivo, Carrasco, Vera, Espinoza y Tello, entre otros).
Y los resultados llegaron muy rápido, ya que al final del torneo de 1951 Audax llegó empatado con Unión Española, en 36 unidades, lo que obligó a partido extra de definición. Pero la mayor experiencia de los rojos hizo la diferencia, ganaron los hispanos por un gol a cero. Al año siguiente se hizo otra gran campaña (tercer lugar), pero se cruzó el mejor Everton de la historia. Y en 1953 (segundo puesto) se apareció el Colo Colo brillante de los hermanos Robledo, que se tituló cuando faltaban tres fechas para el término. Finalmente, en 1954, se obtuvo otro tercer lugar en una lucha cuerpo a cuerpo con la UC y Colo Colo, en la que vencieron los cruzados, de la mano de Montuori y Bum.
Con tanto intento y fracaso pareció que el desánimo y la desilusión se apoderaban del equipo. Los dos siguientes campeonatos mostraron algo de eso, ya que los verdes rondaron la mitad de la tabla (octavos y séptimos consecutivamente). Para el medio era frustrante, porque siempre fue una escuadra muy bien dotada técnicamente, de gran poder físico y que prometió protagonismo en la mayoría de los torneos.
La promesa se hace realidad
El comienzo del torneo 57 no pudo ser el mejor para Audax, estuvo casi toda la primera rueda invicto. perdiendo sólo en la última fecha con Magallanes, por tres a cuatro. Fueron nueve victorias y cuatro empates, con los que totalizó 21 puntos,. rendimiento casi perfecto que lo dejó como el candidato más serio al título del año. Pero el inicio inmediato de la segunda rueda pilló al equipo en un bajón importante y perdió tres partidos más al hilo con Green Cross, U. de Chile y Rangers. El plantel sintió la merma, ya la diferencia de hasta cinco puntos que se había logrado con los demás no existía. Compartía ahora la punta con la U y muy cerca estaban Colo Colo y San Luis.
Así estaban las cosas, a comienzos de septiembre, cuando el torneo tuvo que detenerse, obligadamente, con motivo de las eliminatorias para el Mundial Suecia 1958, intermedio que se extendió por casi dos meses. Afortunadamente, el receso fue lo mejor que pudo pasarle a los itálicos, ya que les permitió bloquear la mala racha y rearmarse, con tiempo, para la parte final del campeonato.
Tras la reanudación, el equipo recobró regularidad y en los últimos diez partidos consiguió los puntos necesarios para abrochar el título. Ganó seis duelos, empató uno y perdió tres (ante Palestino, UC y Magallanes). Con esto le alcanzó para llegar a 34 puntos y así ya sacarle tres inalcanzables unidades a la U. en la penúltima fecha. La guinda fue el épico triunfo, sobre Colo Colo, en el Estadio Nacional, la noche del 28 de diciembre, coronando así la última estrella itálica. .
La defensa, el puntal del éxito
La base del equipo estuvo en el `poder de su defensa comandada, desde atrás, por el veterano Daniel Chirinos, prenda de garantía y seguridad para todos sus compañeros. Delante de él, se ubicaba una línea de cinco con Adelmo Yori, Guillermo Miranda, Vicente Astorga, Luis Vera y Sergio Escobar; que soportó el peso del torneo, respondiendo con una eficiencia que, a veces, se volvió casi invulnerable.
Este sistema tipo “cerco defensivo” fue una de la tácticas comunes que usó Audax cuando la situación lo ameritaba. De hecho, el cuadro “Tano” se lució más cuando fue dominado por el rival, ya que en esos instantes afloraba la calidad individual/colectiva y la sincronización de su bloque posterior, que se transformaba en un sistema compacto de marca implacable y bloqueo magistral. Además, siempre obligaban al rival a realizar un pase de más u a rematar de distancia, ya que era imposible profundizar en el ataque.
Otro rasgo distintivo del sistema audino y que los convirtió en pioneros, en innovación táctica, fue su efectiva presión sin pelota que molestaba en exceso al contrincante y lo obligaba al error (lo que se lograba, en gran medida, por el excelente rendimiento físico de los jugadores). Y cuando se adueñaban del balón, los defensas se incorporaban activamente en acciones ofensivas creando nutridas opciones para los delanteros.
Quizá la mayor debilidad que presentaban los itálicos era cuando les anotaban primero y debían ir en busca del empate, ahí toda la estructura defensiva perdía un poco de solvencia y tendían a desordenarse.
El ataque, por su parte, si bien no tuvo la velocidad y vértigo que mostró durante los años anteriores (principalmente entre 1951 y 1954) se sustentó más en la habilidad de contragolpe y la capacidad de concreción del quinteto ofensivo conformado por Oscar Carrasco, Juan Martínez, Sergio Espinoza, Carlos Tello y Raúl Aguila; que logró un promedio de dos goles por partido.
En suma, todo un gran equipo, que coronó una década gloriosa de triunfos, alegrías y logros que quedaron marcados, a sangre y fuego, en la historia de Audax Italiano. /HDF





