La cruz verde sorprende a todos, en 1945

Poco antes de que comenzara el torneo profesional 1945, los claros aspirantes al título eran los de siempre. El campeón Colo Colo, Audax Italiano, Magallanes, Unión Española y Santiago Morning. Ellos concentraban el favoritismo, principalmente por las figuras de sus planteles. Después, estaba el resto de los equipos que aspiraban, más que nada, a no pasarlo mal y a realizar un papel decoroso.  En éste último lote figuraba Green Cross, el equipo “pije”, el que tras ser uno de los fundadores del profesionalismo, en 1933, tuvo bajas campañas en esos dos primeros años. Ello motivó a que fuera relegado, a partir de 1935, a la serie B o segunda división, de la que ascendió recién en 1939, junto a la UC y los extintos Metropolitano y Santiago National.  Entre este último año y 1944 los de la cruz verde tuvieron rendimientos irregulares, a veces entreverados en la mitad de la tabla y otras en los lugares de abajo. En todo caso, temporada tras temporada nadie se hacía muchas ilusiones con el rendimiento del equipo, 

Tomando en cuenta la panorámica anterior, en mayo de 1945, semanas antes que comenzara el campeonato oficial, la tónica no era muy diferente a años anteriores. Por lo demás, la institución era austera en términos de inversiones, debido a lo cual no serían tantas las novedades, en cuanto a refuerzos. De hecho, llegaron tres argentinos (Converti -que volvía- el arquero Biglieri y el delantero Zárate) y a ellos se sumaban algunas que otras incrustaciones entre cuasi retirados (Salfate) y otros jugadores que habían sido desestimados por otros clubes (Carmona, Ruiz, Orlando y Jaime). 

Las claves de un buen grupo
Pese a que, en el papel, Green Cross no ofrecía mucho cartel hubo algunos detalles que fueron ayudando a que fuera configurándose, desde el inicio, un buen grupo de jugadores, tanto en lo humano como en lo futbolístico. En este logro tuvo especial responsabilidad el cuerpo técnico, a cargo del entrenador Eugenio Soto (ex arquero de la Roja, Colo Colo y Magallanes), quien supo dar -muy luego- con una formación titular, a la que inculcó, a sangre y fuego, un orden y disciplina táctica, a toda prueba. Y a lo anterior, se agregaron dos elementos claves: un gran trabajo de preparación física, a cargo del PF Guzmán (el equipo tuvo muy pocas lesiones, lo que permitió siempre contar con la escuadra titular, lo que garantizó regularidad en el rendimiento) y un gran espíritu de lucha que estuvo siempre en el ADN del equipo y que se fue fortaleciendo, en la medida en que los resultados se fueron dando.  

Una campaña marcada por la regularidad
Green Cross debutó el el 19 de mayo con la Universidad de Chile, venciendo al débil cuadro estudiantil por 5 a 2, lo que claramente fue un envión importante, ya que permitió que el DT confirmara varias de las cosas que había visto en las prácticas previas. En el segundo y tercer duelo se igualó con Santiago National  y Badminton por marcadores de 1 x 1, ocasiones en que el equipo no deslumbró y, más bien, dejó varias dudas de funcionamiento. Pero en la jornada siguiente, ante Santiago Morning, la cruz verde volvió e ganar 5 x 2 mostrando ya el rendimiento y sistema de juego buscado por el técnico Soto, lo que se confirmó luego con una nueva victoria ante Everton (1 x 0). En ambos partidos Green Cross mostró un bloque defensivo sólido, donde destacaba la figura de Salfate; un medio terreno de gran despliegue, con Acuña y Zambrano; y un eje ofensivo donde resaltaban la creación de Converti y el olfato goleador de Zárate.
El primer revés llegó en la sexta fecha, en un intenso encuentro con Unión Española que se terminó perdiendo 2 x 3. Ese día, la desazón entre las filas del “Pije” era grande, ya que bien entrado el partido iban arriba 2 x 0, pero los hispanos lo dieron vuelta, en gran reacción. Muchos pensaron que esa tarde sería el inicio del bajón de Green Cross, pero siete días después la derrota quedó en el olvido con el 5 x 3 que le propinaron a Colo Colo y que confirmó que el equipo estaba para grandes cosas. Luego vino un empate en blanco con Santiago Wanderers y tres victorias al hilo (3 x 2, a la UC; 5 X 0, al Audax; y 1 x 0, ante Magallanes) con lo que se cerró la primera rueda. A esas alturas el Green era más puntero que nunca y el grupo de jugadores ya se había acostumbrado a mirar la tabla desde la cima.

Al comienzo de la segunda rueda, a principios de septiembre de 1945, el equipo ya se conocía de memoria y lo más importante es que la confianza en lo que podían hacer en la cancha no tenía límites. En el arco un lesionado Biglieri había sido reemplazado, sin problemas, por Nicolás; en la defensa, la dupla Salfate-Camus era prenda de total garantía; en el mediocampo, Acuña, Zambrano y Converti cumplían, a cabalidad, las funciones de recuperación/creación de juego; y adelante, Jaime, Ruíz, Araya, Zárate y Orlando, ofrecían múltiples variantes para llegar al gol. En suma, aquel tímido equipito que partió el torneo sin mayores pretensiones se había convertido en un cuadro aguerrido, de excelente despliegue táctico y con un estado físico envidiable. 

La serie de revanchas partió con una clara victoria sobre la U (2 x 1), a lo que siguió una sorpresiva caída ente el débil Santiago National (2 x 4), donde claramente se notó la ansiedad de los jugadores, ya que el torneo entraba en fase decisiva. Sin embargo, cualquier atisbo de duda se disipó rápidamente con sendas goleadas (4 x 1, a Badminton; 4 x 3, a Santiago Morning; y 4 x 1, a Everton). Esa seguidilla de buenos resultados fue clave, porque permitió al elenco de la cruz verde juntar confianza, antes de enfrentarse a su principal oponente y más cercano perseguidor, Unión Española. El match con los rojos fue de alta intensidad y terminó en tablas (1 x 1), lo que produjo un importante desgaste en el plantel, lo que se notó en los tres duelos posteriores (derrota ante Colo Colo, 1 x 2 y disputados empates con Wanderers -2 x 2- y la UC -4 x 4-). A esa altura, las combinaciones de resultados sólo exigían que Green Cross venciera al Audax, para que abrochara el título, cosa que ocurrió el 26 de noviembre con un merecido 3 x 0 sobre los itálicos.

​A la semana siguiente (29 de noviembre) se desató la celebración, justo después del partido final con Magallanes, el que pese a la derrota 1 x 2 (ya no se jugaba nada) hizo que jugadores y cuerpo técnico pudieran disfrutar, el máximo, la principal hazaña deportiva del club, en toda su historia. Una historia que años después se trasladaría a Temuco, donde hoy están los herederos legítimos de la gloriosa cruz verde. HDF/MisterPipa

En la galería de abajo, imágenes de la campaña de Green Cross, en ese inolvidable torneo de 1945.