Deportes Lozapenco nace en 1983, bajo el alero de la asociación local, donde compitió varios años en el amateurismo, junto a otros cuadros de localidades vecinas de la zona. Y como en la mayoría de los clubes pequeños de provincia, sobraban la pasión y las ganas, no así lo medios económicos para impulsar la actividad deportiva y hacerse más competitivos. Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa al cuadro “pencón”.
A fines de 1988 la compañía Lozapenco estaba en manos de Feliciano Palma, empresario de la zona, con aires de grandeza e ideas antojadizas, a quien se le ocurrió que la ciudad debía tener, en el corto plazo, un equipo en primera, que fuera protagonista del fútbol profesional. Y así rápidamente pasó a controlar al pequeño equipo amateur, transformándolo en un proyecto sorprendente, atrevido y que atrajo, de forma inmediata, a toda la población de Penco.
La primera meta fue insertar al equipo en la tercera división, cosa que se logró con éxito, los “Loceros” quedaron en la zona sur del torneo 1989, junto a elencos como Deportes Laja, Malleco Unido y Deportes Victoria. Luego, había que preparar un equipo competitivo, para lo que no hubo restricción de gastos. Se contrató un técnico con experiencia como Alex Velozo, un asesor técnico de lujo como Luis Santibáñez, y varios renombrados jugadores del medio nacional como Mario Soto, Rodolfo Dubó, José Luis Sánchez, Luis “Pelé” Araya, Luis Marcoleta y Patricio Benhomme, entre otros, La llegada de tales figuras a Penco provocó conmoción en la hinchada local, que repletaba el pequeño estadio municipal cada vez que jugaba Lozapenco.
la escuadra locera ganó su grupo y pasó a la liguilla final, donde debió enfrentarse a nuevos y más aguerridos clubes como Unión Santa Cruz, Quintero Unido, Municipal Las Condes e Iván Mayo. A esa altura se vivía una verdadera locura en Penco y en el mismo equipo azul. Por ejemplo, los jugadores tenían condiciones y regalías impensadas, incluso, para lo clubes grandes de primera, tales como premios en dinero después de cada partido ganado, alojamiento en hoteles de lujo, pasajes en avión y traslados en modernos buses. Y también los hinchas contaron con licencias como traslados gratuitos en tren, para acompañar al equipo en sus partidos como visita. Sin embargo, tanta maravilla, sobre todo en el tema financiero, no tenía mucha relación con la realidad. Algo andaba mal en Penco.
Todo se decantó en julio de ese año 89, ya que Feliciano Palma se vería involucrado en un escándalo de proporciones, destapándose una “olla” de las grandes. El dueño de Lozapenco fue acusado de una millonaria estafa tributaria, ya que se comprobó que realizaba exportaciones de bienes de consumo sobre valorados, por lo que había evadido gran cantidad de impuestos. Poco tiempo después Palma desapareció como el agua y se fue a Estados Unidos, truncando el sueño deportivo de toda una pequeña ciudad.
Aun así, Lozapenco siguió con su buen rendimiento en la liguilla y llegó a la última fecha del torneo empatado en puntos con Unión Santa Cruz. Los de Penco tenían que medirse con Quintero Unido, mientras que los de la sexta región debían hacerlo con Thomas Bata. Lo que pasó en ambos partidos, que se jugaron en forma simultánea, quedó siempre con aires de sospecha, ya que se rumoreó fuerte que el “hombre del maletín” tuvo mucho que ver en los resultados. Lozapenco ya ganaba tres a cero a los 20 minutos de partido, sin casi ninguna oposición del rival, mientras que Santa Cruz padecía un arbitraje bochornoso, con penales inventados y varias expulsiones, que mucho incidieron en el empate final. Cuento corto, Lozapenco ascendió a segunda división, en diciembre de 1989, desatando la alegría incontenible de sus parciales, que aún creían en que el proyecto deportivo podía salvarse, sin la figura de Feliciano Palma.
El problema fue que el dinero que se inyectaba al club comenzó a disminuir, en forma creciente, aumentando el déficit económico, lo que obligó a acelerar la venta de varias figuras, para hacer caja. Esto claramente despotenció el equipo que entró a competir al campeonato de segunda división 1990, sin la solvencia económica ni la competitividad futbolística de antes. Todo se confabuló para que Lozapenco participara, sin mayor brillo, en el ascenso de ese año, y peor aún en 1991, cuando finalmente volvió a caer a tercera división. Ahí transitó con mediano éxito, hasta que en 1994 la nueva empresa FANALOZA, optó por cortar definitivamente el equipo de fútbol. Moría así la corta pero intensa historia del equipo “Locero”. /HDF