Cuando en 1972 Pedro Morales llegó a Las Higueras como flamante entrenador “Acerero”, ya conocía a casi todos los jugadores, porque había sido el ayudante de Andrés “Chuleta” Prieto, en el período 1969-70. Durante esos dos años juntos, ambos habían armado buena parte de la estructura del equipo, pero, más que eso, habían sentado las bases de un funcionamiento colectivo, que, después, sólo se retomaría, para encauzarlo hacia el éxito, en 1974.
Los inicios de un proceso
Luego de obtener el título del ascenso, en 1966, los “siderúrgicos” tuvieron temporadas más que aceptables en sus primeros años en primera. En 1967 terminaron en un digno sexto lugar y al año siguiente, salieron cuartos en el Provincial y quintos en la Serie de Honor. Ya con Andrés Prieto en la banca, se jugó muy bien en los campeonatos provinciales (tercer lugar, por dos años consecutivo), pero no así en el torneo nacional, donde no alcanzaron a clasificar a las liguillas finales del 69 y 70.
Después de cuatro torneos en primera, el objetivo de ser campeones no parecía un sueño imposible, es más, dirigentes y jugadores se propusieron el objetivo máximo, entendiendo que había una base de futbolistas que permitía tener fe en el proyecto. Sin embargo, la partida de Prieto y la llegada de Caupolicán Peña, en 1971, hipotecó, en parte, ese deseo, ya que el rendimiento del equipo decayó bastante, logrando sólo un doceavo puesto en la tabla de posiciones.
En 1972, con Pedro Morales de vuelta en la dirección técnica, Huachipato vuelve a tomar aire y aunque finaliza en un octavo lugar, ya comienza a evidenciar signos de recuperación. Esto ya se ve, de manera concreta, en el torneo siguiente, en el cual es un claro protagonista, junto a Colo Colo, O´higgins y Unión Española (el campeón de ese año). Influyó notablemente en esa temporada 73 la gira que el club realizó a Centro América, que los pilló fuera de Chile el famoso día del golpe de estado. La fuerte experiencia vivida en el viaje los unió considerablemente como grupo humano, lo que naturalmente potenció el desempeño dentro de la cancha. De hecho, post gira, realizaron un brillante último tramo del torneo, propinando la única derrota al campeón, Unión Española, para luego rematar terceros en la tabla de colocaciones.
El camino al cielo
Después de un notable final de campeonato, en 1973, Huachipato mantiene su estructura y sólo se potencia con la llegada de los uruguayos Carlos Sintas y Hugo Riveros, más la incorporación de Daniel Díaz. Es que la base del equipo está ya hace rato, con Luis Mendy, custodiando los tres palos; Flavio Silva, Guillermo Azocar y Francisco Pinochet, en la defensa; Moisés Silva, Eddio Inostroza y Mario Salinas, en el medio; y Carlos Cáceres y Luis Godoy, arriba. Los jugadores se conocen de memoria y más encima los resultados ya están a la vista, por lo que el ánimo en Las Higueras está por las nubes antes de iniciar el torneo del 74.
El inicio es prometedor, se gana por tres goles a cero a Deportes Concepción, pero a la semana siguiente, Palestino, el equipo sensación, propina una dolorosa derrota, lo que hace bien, ya que baja un poco los humos a los jugadores, quienes después de un buen trago de humildad retoman el rumbo con cuatro derrotas y un empate. Y cuando la confianza ya volvía Unión Española se cobra venganza del torneo anterior y vence a los de la usina por 3 a 1. Esta caída hiere el amor propio del equipo, que después de eso saca fuerzas de flaqueza y arremete con nuevos bríos, enfocándose en la obtención de la primera estrella. Tan fuerte es la determinación forjada en el dolor de la derrota con los hispanos que el elenco negriazul llega a completar trece fechas sin perder (once victorias y dos empates) realizando partidos de gran nivel, como las victorias frente a Colo Colo y Universidad de Chile.
La senda del triunfo, se corta brevemente con Antofagasta y, después, sigue por cinco fechas más, hasta el 0-3 con Lota, que marca la nota de suspenso. En esos instantes el equipo siente el desgaste del campeonato y cuando parece que va a ceder, en su lucha por el título, retoma justo para probarse la corona, en ese agónico empate con Rangeres, en Talca. La gloria llega en aquel último partido con Aviación, ese histórico 2 de febrero de 1975, ante más de 20 mil personas, que colman el viejo Estadio Las Higueras. La emoción desbordada y la alegría incontenible invade a todos los integrantes del plantel huachipatino, a Talcahuano y a la región entera. Ha nacido el “Campeón del Sur”. /HDF