Elías Figueroa, un grande entre los grandes

Es el invierno de 1962 en Santiago y todo el país está convulsionado con la realización del mundial de fútbol que tiene lugar en nuestro país. Chile realiza una emocionante actuación, pero, sin duda, el claro favorito es el vigente campeón del mundo, Brasil, que además cuenta entre sus filas con Pelé, por esos días el mejor jugador del mundo. La “verdeamarella” tiene su campo de entrenamiento en Viña del Mar, donde prepara todos sus duelos, con la ayuda de un grupo de juveniles de Santiago Wanderers, quienes hacen de sparrings, Dentro de los jóvenes “caturros” destaca un alto y corpulento muchacho de sólo 15 años, que atrae las miradas de los astros brasileros, por su elegancia y talento en el juego defensivo. Se llama Elías Figueroa y años después esos mismos jugadores de Brasil se rendirán a sus pies cuando él reine en  el Internacional de Porto Alegre. 

Durante esos primeros años en Wanderers Elías no jugó mucho, ya que estaba a la sombra de una figura indiscutida como Raúl Sánchez, quien obviamente mandaba en la zaga porteña. Por esa razón, tiempo después Figueroa es cedido a préstamo a Unión La Calera, donde debuta en abril de 1964. De esa época destaca nítidamente un partido donde los caleranos derrotan a Colo Colo, con gran actuación de Elías, tanto así que el locutor Hernán Solís lo bautiza como “Don Elías”, por su juego atildado, limpio y lleno de calidad. 

Un año después vuelve a Wanderers donde tiempo después sería titular indiscutido y figura del espectacular equipo del “Decano” que logra el tercer lugar en el torneo 1966. Ese año, ya con 18 años, Elías participa en la delegación chilena que actúa en el Mundial de Inglaterra y no va de comparsa, ya que juega los tres partidos en el bloque defensivo chileno, junto a Valentini (Eyzaguirre) Cruz y Villanueva. Pese a que los resultados no son buenos (derrota frente a Italia y La URSS y empate con Corea del Norte) Elías es catalogado como una figura emergente a nivel internacional. Todo el mundo habla de él y a la vuelta a Chile se los pelean los equipos argentinos y uruguayos, aunque finalmente Peñarol saca ventaja y se lleva al codiciado defensor chileno.

La aventura uruguaya es una aprendizaje enorme para Elías, que justo le toca una de las épocas doradas del fútbol charrúa, de hecho cuando él llega, Peñarol acaba de ganar el título de campeón mundial de clubes. Son seis años inolvidable, en lo que logra el bicampeonato del torneo uruguayo en 1967 y 1968, y además, obtiene la Supercopa de Campeones Intercontinentales, en 1969, tras una dramática final con el Santos de Pelé, en la cual Figueroa es el mejor de la cancha.
A fines de 1971 el exitoso plantel de Peñarol se desintegra, a raíz de la severa crisis económica que vive el club, que lo obliga a desprenderse de sus mejores figuras. En ese contexto, Elías es tentado por el mismísimo Real Madrid, pero finalmente decide fichar por el Internacional de Porto Alegre. La elección que hoy parece impensada tenía sustento en esa época, ya que en esos años el mejor fútbol del mundo estaba en Brasil y no en el viejo continente.

En Porto Alegre vienen los mejores años de Elías, que se combinan con brillantes actuaciones en la selección chilena. Participa con la Roja en su segundo mundial, en Alemania 1974, donde cumple otro aceptable mundial, esta vez haciendo una inolvidable dupla defensiva con Alberto Quintano. Y, con el Inter, obtiene dos “Brasileiraos” consecutivos (1975-76), el primero de ellos con su magistral “gol iluminado”, frente a Cruzeiro. Son años plenos para el defensa chileno que es elegido mejor jugador en Brasil y por tres años seguidos mejor jugador de América (74 al 76). Pese a ello, en 1977 el permanente asedio de los hinchas y la prensa, más sus deseos de volver a Chile hacen que Elías decida tomar sus cosas y regresar a su patria.

La vuelta a Chile lo encuentra en el Palestino de los setenta, quizá uno de los mejores cuadros árabes de la historia. Allí comienza a hacer dupla con el joven Edgardo Fuentes, con quien sintoniza muy bien, desde el principio, Con los tricolores gana la Copa Chile de 1977 y luego la liguilla para Copa Libertadores de ese año. Pero no se queda ahí, ya que se convierte en uno de los pilares del invicto de 46 fechas que logra Palestino entre 1977 y 1978, récord en el fútbol nacional y segundo invicto más largo en el el mundo. Su espectacular período con Palestino se corona en noviembre de 1978, cuando el equipo de colonia obtiene el título, ganándole a Colo Colo, donde uno de los goles es un gran cabezazo de Elías.

Ya en los últimos años de su carrera vendría su aventura en los Strikers de Fort Laurdaeble de la naciente liga norteamericana, donde comparte camarín con Gerd Muller y Teófilo Cubillas, y un breve paso por Colo Colo, en 1982, que sería su última estación en el fútbol. Ese año también se despide de la Roja, actuando en su tercer mundial, en aquella decepcionante participación en España 82.

Casi dos años después, el 8 de marzo de 1984, “Don Elías” se despedía del fútbol activo, ante un repleto Estadio Nacional y en compañía de grandes figuras del fútbol mundial como los peruanos Velázquez, y Cubillas; y los brasileños Jairzinho, Rivelinho y Junior. Era el corolario ideal para un grande entre los grandes del fútbol chileno y mundial, que fue considerado por la International Federation Football History & Statistics (IFFHS) como octavo mejor jugador sudamericano del Siglo XX. /HDF