El exitoso primer año de Cobreloa en primera

Tras ascender a primera, a fines de 1977, el mismo año de su debut en el fútbol profesional, Cobreloa se preparaba, en un abrir y cerrar de ojos, para su primera incursión en la serie de honor. Había mucha expectativa en Calama, pero también algo de cautela, ya que todo el proceso se había gestado muy rápidamente, lo que había incidido en algunas dificultades para dar con un plantel amplio en nombres y alternativas. En todo caso, el entrenador, Andrés Prieto, había iniciado con la debida anticipación el diseño del equipo  que disputaría ese torneo 1978, articulando una base que partía por el destacado arquero uruguayo Ladislao Mazurquiewsz y que continuaba con Mario Soto (que volvía de jugar en Brasil), Germán Concha, Víctor Merello, Rubén Gómez y José Luis Ceballos. 

El arranque de la temporada fue soñado, ocho victorias en ocho encuentros, con 27 goles a favor y solo cinco en contra. Nadie lo podía creer, era como si el equipo llevara años jugando junto, sin imaginar que los jugadores recién se conocían. En ese aspecto, influyó mucho la habilidad conductora del “Chuleta” Prieto, que trabajó, a toda máquina, para convencer a sus pupilos con su idea y mecánica de juego. La primera derrota la sufrió ante el sólido Palestino (futuro campeón), partido que fue catalogado por la prensa como uno de los mejores del año y donde los naranjas mostraron un estilo alegre, fluido y vistoso. A la semana siguiente el equipo volvió a caer, ahora con O´higgins, en Rancagua, motivando el primer ajuste.  De ahí, vinieron tres victorias (Concepción, Green Cross y Aviación) y un empate con Ñublense, en Chillán, que sirvieron para que los jugadores se convencieran definitivamente que podían ser animadores del torneo. 
En las siguientes semanas Cobreloa siguió sumando puntos y aunque volvió a perder dos partidos seguidos, con Coquimbo y Unión Española, logró terminar la primera rueda en el segundo lugar de a tabla, con 25 puntos, y a cuatro del líder Palestino. A esa altura, a muchos se les pasó por la cabeza que los loínos volverían a hacer la gracia del “Uni Uni”, en 1971, que vino del ascenso para salir campeón de primera. 

La segunda fase del torneo es todavía más brillante que la primera, ya que el equipo completa diez fechas sin perder (seis triunfos y cuatro empates), realizando partido notables como el empate a dos tantos con Colo Colo, la goleada implacable, cinco a cero, a Universidad Católica; y el celebrado triunfo contra Palestino, tres a dos, en Calama. Ya se habla de la “Máquina Naranja” o del “Cobreloa Total”, aludiendo a una escuadra que brinda espectáculo por sus figuras individuales, el funcionamiento colectivo y su gran efectividad frente al arco. Sin embargo, en las dos semanas siguientes el elenco nortino sufre un bajón en el momento menos indicado, pierde en forma consecutiva con Deportes Concepción y Ñublense, con lo que resigna gran parte de su opción al título. Ansiedad, nervios, falta de experiencia, nunca se sabrá, pero esas dos caídas las aprovecha Palestino para sacar la ventaja necesaria y mantenerla hasta el final, pese a al esfuerzo de los calameños.

Al final, pese a jugar el fútbol más vistoso del torneo, el Cobreloa 1978 sólo pasó a la historia como el equipo revelación. ya que llegó fundido a la disputa por la Liguilla de Copa Libertadores de América, que finalmente ganó O’higgins de Rancagua. La primera estrella naranja tendría que esperar dos años más, ya con Vicente Cantatore en la banca.  /HDF