La fría mañana de Dublin contrastaba, ese 26 de mayo de 2006, con el acalorado clima que se vivía en la concentración de la selección chilena, de gira por Europa. La situación era difícil de entender, porque un día y medio antes todo era alegría y satisfacción, ya que la Roja había vencido a Irlanda 1×0 (gol de Manuel Iturra) en un correcto partido disputado en Estadio Landsdonne Road.
¿Que había pasado? en la madrugada de ese viernes mientras el entrenador de la Roja, Nelson Acosta se paseaba por las habitaciones de los jugadores escuchó risas femeninas y notó una puerta entre abierta, lo que inmediatamente llamó su atención. Y fuerte fue su sorpresa cuando al abrirla comprobó que había dos futbolistas (Mark González y Reinaldo Navia) con tres mujeres. El DT rápidamente ordenó que las damas se retiraran del hotel y exigió explicaciones a los dos involucrados, los que argumentaron que sólo estaban conversando y que ellas habían subido para pedirles unos autógrafos. La versión no convenció a Acosta, quién les advirtió que en la mañana vendría una conversación y posibles consecuencias.

Esta confusa y bochornosa situación era aún más grave considerando que antes de iniciar la gira el cuerpo técnico se había reunido con el plantel, para dejarles en claro que no se aceptaría ningún tipo de indisciplina. Se trataba de un tema candente, ya que semanas antes Marcelo Salas y David Pizarro se habían restado de cualquier tipo de convocatoria, aduciendo que en los procesos de Acosta era común el desorden y la falta de disciplina.
Tras conversar con Reinaldo Sanchez (presidente de la ANFP) Acosta tomó la decisión de excluir a ambos jugadores de los dos partidos siguientes (con Costa de Marfil y Suecia) regresándolos a Chile y dejando en suspenso si los volvería a llamar en el futuro. El adiestrador nacional estaba muy dolido con la situación, según él lo más difícil que le había tocado como seleccionador,
La voz de los jugadores
El mismo viernes 26 los jugadores en patota dieron una conferencia de prensa, en la cual manifestaron su disconformidad con la decisión tomada y expresaron su total apoyo a los afectados. Según ellos, se trataba sólo de un malentendido, ya que las chicas habían accedido a la habitación sólo para pedir un autógrafo de Mark González, quien estaba a punto de enrolarse como nueva figura del Liverpool. Además, señalaron que era estúpido hacer algo tonto, ya que se estaban jugando la opción de ser titular en la selección.
En la misma conferencia Luis Jiménez reconoció que él intentó mediar con el cuerpo técnico y dirigentes para que quedara en nada el castigo, pero se encontró con la negativa de ambas partes.
Además, los futbolistas criticaron severamente el actuar del timonel Reinaldo Sánchez, de quien dijeron había mentido sobre una supuesta presencia de alcohol en la habitación y, también, que se había dedicado a filtrar el episodio en los medios de comunicación.
La verdad asomó años después
Diez años después del episodio Navia contó algunos detalles desconocidos del famoso “Dublinazo”. Según él, después del partido con Irlanda habían tenido un rato libre, que aprovecharon para salir de compras. El junto a Mark González entraron a un mall y éste último -como hablaba inglés- se puso a conversar con una chica, a la que invitó a que fuera al hotel. Más tarde, la mujer llegó al lugar de la concentración con dos amigas y se pusieron a conversar, pero no más que eso, hasta que fueron sorprendidos por Nelson Acosta.
En los dos partidos siguientes la roja, con el ese ambiente enrarecido, logró rescatar dos empates a uno, con marfileños y suecos. Quizá, a la larga, lo más negativo que resultó de este lamentable incidente fue que el América de México, se desligó de Reinaldo Navia, ya que este episodio de indisciplina se sumó a otros anteriores. HDF/jma