Tuvo como maestros nada menos que a Chamaco Valdés y Carlos Reinoso, en Colo Colo y Audax Italiano, respectivamente, y como ellos tenía una mirada periférica privilegiada, matizada con una gran habilidad para habilitar a los delanteros en punta. Y a lo anterior se agregaba una exquisita pegada en los tiros libres y una técnica trabajada en el lanzamiento de los penales. Todo eso y más era Carlos Rivas en la cancha.
En Chile, aparte de Colo Colo y Audax, estuvo en Antofagasta, Concepción, Santiago Mornig, y Wanderers. Pero lo más relevante fueron los títulos obtenidos con los albos en 1979 y 1981, donde fue titular y figura indiscutida. Ese fue su trampolín para llegar a la selección chilena, en la que estuvo entre 1979 y 1982, tiempo en el que le tocó disputar la Copa América y las eliminatorias para España 82. Todavía muchos se acuerdan de ese golazo de tiro libre a Ecuador, ante un repleto Estadio Nacional.
Lamentablemente, el destino lo privó de poder ir al mundial, ya que en un entrenamiento le pegó con demasiada fuerza a un balón y le vino un tirón en uno de sus muslos. Lo infiltraron, pero finalmente no pudo llegar en un cien por ciento, por lo que finalmente el profe Luis Santibáñez lo dejó en Chile.
Tras el mundial partió a probar suerte a Canadá, donde sigue hasta el día de hoy. Allá jugó por Edmonton Eagles y después por los Toronto Blizzard. /HDF