En esa increíble campaña de Colo Colo en la Copa Libertadores de 1973, a pesar de la calidad inigualable del cuadro albo, era prácticamente imposible lograr el título. No por un tema futbolístico, sino porque todo estaba arreglado para que los rioplatenses se alzaran con la copa. Los árbitros constantemente pitaban a favor de los trasandinos en actitudes realmente escandalosas, tanto en Santiago, como en Buenos Aires y Montevideo. Por ejemplo, en el partido jugado en Uruguay, el negro Sergio Ahumada escapó solo en demanda del arco, y cuando iba a rematar lo agarró por atrás un jugador de Independiente, en una acción que en cualquier cancha del mundo era roja directa. Increíblemente el referí no le puso ni amarilla, ante el reclamo de todos los colocolinos. Para que hablar del gol viciado de los de Avellaneda, cuando empujaron con pelota y todo a Nef, o el legítimo gol anulado a Caszely en el Nacional, ante una supuesto fuera de juego. No había caso, eran los tiempos de la mafia rioplatense. /HDF