En 1958 Colo Colo sufría la partida polémica y dolorosa de su figura y goleador Jorge Robledo, lo que abría muchas interrogantes respecto a la futura capacidad de gol del cacique. En ese contexto, llegó tímidamente, desde su natal Curicó, el jóven jugador Luis Hernán Álvarez, a quien las “grúas colocolinas” habían detectado como un posible prospecto para el ataque albo. Sin embargo, la posibilidad de jugar para la nueva incorporación no sería fácil, ya que debía competir con jugadores ya consagrados como Juan Soto, Mario Moreno y Manuel “Colo Colo” Muñóz. Y así no más fue, ya que Álvarez debió ver desde la banca la mayoría de los partidos de su equipo, que finalmente perdió por un punto el torneo de ese año, con Santiago Wanderers. Sin embargo, cuando tuvo la más mínima opción para mostrarse lo hizo con alta efectividad, anotando, por ejemplo, el gol del empate ante la UC, con el que el cuadro popular ganó la primera Copa Chile de la historia.
Al año siguiente, a punta de sacrificio, paciencia y trabajo Álvarez sigue batallando por la titularidad, carácter que también muestra en la cancha, donde no da pelota por perdida, siempre luchado con todo por ganar la posición o lograr la ventaja frente al rival. Y aunque aumenta su cuota a tres goles, todavía debe estar a la sombra de los titulares indiscutidos como Juan Soto, Jorge Toro y Bernardo Bello.
Todo cambia en 1960, cuando el curicano comienza a cosechar su paciente siembra. Ese año juega 17 de los 26 duelos de Colo Colo, marcando seis tantos y convirtiéndose en el cuarto goleador del equipo, que finalmente se alzaría como campeón del fútbol chileno. La consagración ya estaba a la vuelta de la esquina, sólo había que esperar muy poco. Esto llega en el torneo de 1961 donde Álvarez se transforma en alternativa real para el ataque popular, llegando a 18 goles, los que ayudan, pero igual no consiguen que Colo Colo pueda repetir el título, el que finalmente pasa a manos de la UC. En todo caso, ese año Álvarez se da el lujo de marcar en el partido que Colo Colo gana a los paraguayos de Olimpia, en Asunción, en lo que es la primera victoria en el extranjero de los albos, por Copa Libertadores de América.
Ya en 1962, Luis Hernán Álvarez llega a 25 goles, pero Colo Colo no entra en la pelea por el título que finalmente lo disputan las universidades. Eso sí, ya está todo listo para el gran año de Álvarez, su curva ascendente ya está en pleno vuelo, el año 63 debe ser el de la consagración definitiva. Y los agoreros no se equivocan, bajo la conducción del profesor Hugo Tassara se arma un equipo como pocos, con una columna vertebral de temer, donde figuran Misael Escutti, Humberto Cruz, Walter Jiménez, Francisco Valdés y Luis H, Álvarez. La gran virtud es la capacidad ofensiva, que rompe todos los récords de la historia del fútbol chileno, 103 goles en 33 partidos, registro impresionante donde el protagonista absoluto el otrora tímido delantero curicano, que se matricula con la inédita cifra de 37 tantos, que lo catapultan hasta el día de hoy como el máximo goleador histórico de la primera división chilena.
Alvarez estaría hasta en 1965 en Colo Colo, año en que deja la tienda alba, para pasar a Magallanes donde seguiría haciendo goles, sólo por una temporada más, ya que en 1966 se retira del fútbol, a raíz de complicaciones hepáticas. /HDF