Audax humilla la UC en el estreno de su estadio​

La familia cruzada estaba feliz ese fin de semana, a mediados de octubre de 1945. Motivos había de sobra, el principal, la inauguración oficial del Estadio Independencia, un atractivo recinto construido a pocas cuadras del Estadio Santa Laura. De hecho, el viernes 12, ante poco más de 14 mil personas, el nuevo coliseo había sido presentado, en sociedad, en un solemne evento, al que estuvieron invitadas las otras universidades más importantes del país (U. de Chile, U de Concepción y Federico Santa María). El sueño del estadio propio se hacía realidad para los católicos, que pensaban coronar ese gran hito con una buena actuación el domingo 14, ante Audax Italiano, por la quinta fecha de la segunda rueda,  del campeonato oficial de primera división.  

Pero esa simbólica tarde de domingo, que sería testigo del estreno futbolístico del nuevo estadio de la UC, se transformó en una jornada de pesadilla para los jugadores y fanáticos de la Universidad Católica, ya que los itálicos literalmente arrollaron a los estudiantiles por un humillante 9 x 2. Fue una auténtica masacre de los verdes que se encontraron con el partido perfecto, Ahora, en 1945 no era impensado que los de calle Lira derrotaran a la UC, es mas era lo más probable (tenían paternidad), pero nunca por una diferencia de siete goles.

Entonces: ¿Qué fue lo que pasó ese día en Independencia? A la hora de encontrar razones convincentes los cronistas de la época se inclinaron por explicar lo sucedido, “por esas cosas fortuitas y misteriosas que tiene el fútbol”. Eso sí, hay que convenir que, a lo mejor, por la presión de mostrar un buen nivel de juego ante sus hinchas, el equipo entró nervioso a la cancha, lo que pudo haber jugado en contra. Y ante la solidez y efectividad del rival sencillamente el cuadro de la franja se derrumbó como un castillo de naipes. Lo cierto es que la defensa fue un pasadizo, el medio campo una oda a la incapacidad y el ataque, a excepción de una parte del primer tiempo, incapaz de hacer daño alguno. Pero no sólo jugó mal la Católica, sino que también la goleada se explica por el duelo redondo que hicieron los itálicos, donde sobresalieron Reynoso y Villasante que hilvanaron, sucesiva e incansablemente, mortíferos ataques, casi siempre capitalizados por el goleador Giorgi, quien solito le encajó cuatro al portero Sergio Livingstone. 

Cuando terminó el encuentro un silencio incómodo llenaba el flamante estadio. La fiel hinchada no daba crédito a lo sucedido y media aturdida permanecía pasiva intentando encontrar razones frente a la cruel realidad. Y mientras tanto, los jugadores rebasados por la verguenza intentaban apurar los saludos para enfilar lo más rápido posible hacia los camarines. 

Ha sido la única vez que la UC recibió nueve goles en un partido oficial en Chile, pero sí hubo otra ocasión en que perdió por siete tantos de diferencia (fue en 1954, cuando cayó 7 x 0 con Santiago Wanderers). HDF/jma